domingo, 19 de octubre de 2008

BIOGRAFIA

UN ARTISTA MULTIDISCIPLINARIO

Nacido en Venado Tuerto en 1966, Xavier Yrigoyen Zarraieta comienza a sentir desde muy joven una fuerte vocación creadora, tanto con la música, como con la literatura, las artes plásticas o las manualidades. Un niño sensible que deambula por el entorno mágico de la estancia familiar, embriagado por la humeante atmósfera de los campos vecinos. Atmósfera que inhala y aprovecha para su futura inspiración.

Junto a su familia, se traslada a Buenos Aires en 1979. Pronto comienza a componer sus primeras piezas musicales, familiarizadas con el dodecafonismo y la música aleatoria. Hace notar su presencia ofreciendo sus servicios de multi-instrumentista a los distintos grupos de su escuela, donde, tal vez por envidia, tal vez por incapacidad para comprender ideas musicales tan avanzadas, sus eventuales compañeros tratan de evitar su cercanía. Lejos de debilitarlo, esta serie prematura de rechazos no hace más que fortalecerlo y Xavier pasa a focalizar su capacidad musical en un solo instrumento, el más antiguo y bello de todos: la voz humana. Es así que, la sucesión de rechazos que había experimentado con los grupos musicales de la secundaria, se repite esta vez, pero con los distintos coros de la Ciudad. Ya curtido por su anterior experiencia, Xavier no se rinde. Si los coros no lo aceptan, el fundará uno. Si a la convocatoria para sumarse a su coro, nadie responde, éste estará conformado por una sola voz: la suya. Nace el Coro Monofónico Juan de Dios Filiberto, el primer coro monofónico del mundo.

Esta experiencia coral le ofrece a Xavier la oportunidad de desarrollar su talento vocal, aprendiendo un repertorio latinoamericano y popular pero, sobre todo, adaptándolo a la particular formación de su Coro. De esta forma, ven la luz versiones renovadas de clásicos del repertorio coral, tales como: Todavía Canto; de Víctor Heredia, Canción conmigo; de Cesar Isella, Por qué canto; de Mario Benedetti o Soy mucho más que uno; de Sandra y Celeste. (Del repertorio de Sandra también interpreta Soy lo que soy, pero en funciones privadas o especiales)
Con sólo tres meses de ensayos, el Coro es invitado al Tercer Festival de Coros de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico. Participa también en el Primer Festival Coral Internacional "Descubre a Puerto Rico y su Música Coral". Las autoridades culturales de Puerto Rico le hacen notar su disconformidad con la propuesta. Entre otras cosas, la pretensión de Xavier de que el Coro Monofónico cobrase cachets y viáticos similares a los otros Coros, colma la paciencia de los Organizadores. “Son estas bajezas burocráticas las que están dañando a la cultura coral”- declara al ser expulsado de Puerto Rico. Junto a estas experiencias se puede incluir también, la grabación de un LP (hoy inhallable) titulado “Lo mejor de mí”. Al contrario de las presentaciones en vivo, el LP no genera rechazo sino más bien, una profunda indiferencia. Pero no es esto lo que marca el final de la experiencia coral de nuestro artista. El afán perfeccionista de Xavier lo había llevado a elaborar un estricto reglamento para el buen funcionamiento de su Coro. Este reglamento citaba en su punto 2:

…2. Asistir a todos los ensayos durante la semana, así como también a los ensayos especiales que se programen los días sábados y feriados. (Se notificará por escrito y con tiempo el itinerario de ensayos y actividades) Si el coreuta no cumple con los horarios de ensayo establecidos se le suspenderá por una presentación. (En casos extremos puede ser suspendido indefinidamente)

Luego de una serie de ausencias consecutivas, Xavier, como Director del Coro, se ve en la obligación de auto suspenderse indefinidamente.

Pero pronto empieza a sentir la llamada de otras artes, como la literatura o el dibujo (A Van Gogh esta analogía cronológica le incitó a crear toda su producción en apenas una década) y comienza a investigar con colores y formas, buceando en lo concreto y, sobre todo, en lo abstracto de su propia existencia.

Trabaja sin descanso día y noche obteniendo resultados cada vez más alentadores. Su obra, que va llenándose de distintos tonos de grises, tiene una expresividad contundente, donde la introversión, el aislamiento y el individualismo se convierten en virtud y sello de su trabajo. Su fascinación por la forma humana y, en especial, por su propia expresión facial, lo lleva a realizar una serie de autorretratos; que serán el principio de lo que luego configurará el concepto de "Retro-progresión" que toma el artista de los escritos de Salvador Pániker, su maestro espiritual y presidente de la Asociación Derecho a Morir Dignamente (no confundir con su hermano Raimundo, tan alejado de la literatura como de la eutanasia). Pues bien, esta conjunción entre diversas disciplinas es la clave para definir la obra de este artista apartado del mundo y de sus semejantes, donde lo místico y lo mágico se unen para mostrarnos los recovecos más profundos de la existencia humana.

A partir de 2001, la obra pictórica de Xavier se tiñe de color y una sencilla geometría enmarca progresivamente sus Autorretratos (Ahora también escenas: Xavier afeitándose, Xavier cantando y, la más emblemática; Xavier frente al espejo).
Siente curiosidad por cualquier tipo de expresión artística, haciendo incursiones en el mundo del teatro (en especial monólogos y unipersonales) y el cine (su gran asignatura pendiente), ya se sabe que el tiempo y el espacio delimitan a veces los deseos humanos.

En la actualidad, se encuentra escribiendo su primera novela; que narra las aventuras de un curioso cantor y pintor de autorretratos, que contempla como, de repente, una de sus obras cobra vida propia y comienza a escribir. El misterio y la duda se entrelazan en esta obra espiralada; para mostrarnos a un personaje que deambula por su propio laberinto interior, a la vez que construye una crítica social y cultural, poniendo en tela de juicio; no sólo el significado del arte, sino también a los sinuosos pusilánimes que dominan su derrotero actual. Aún no tiene título pero, en privado, su autor se refiera a ella como “Autobiografía”.

domingo, 12 de octubre de 2008

CUENTO

LA INVENCIÓN DE MANUEL

El universo de las artes marciales se vio sacudido por la aparición de una nueva disciplina. El HUYEN-DO ha hecho su pacífica irrupción en un mundo que permanecía estático desde la invención del Aiki-do en los años sesenta. Principalmente, podríamos decir que el HUYEN-DO es un arte marcial por la no- violencia. Para la no-lucha. Así como el Aikido propone, utilizando la fuerza del rival, sacarlo de su eje, y de esa manera, finalizar el combate, el HUYEN-DO de lo que trata, es de establecer la mayor distancia posible entre ambos adversarios. Podríamos decir, crear dos ejes distintos, una para cada luchador. De esta manera, el combate nunca finaliza, por la sencilla razón de que el combate no existe.
En la quietud de su Dojo, situado en el apacible barrio de Providencia, Santiago de Chile, nos recibe Sensei Manuel. Compartimos con él un té verde mientras vemos lo que para un observador normal serían sólo niños corriéndose unos a otros. Son, en realidad, futuros soldados de la paz, apóstoles de la no-violencia, enemigos de la confrontación. Son, en definitiva, practicantes de HUYEN-DO.


Entrevista a Manuel de Oliveira Cezar, Sensei Creador del Huyen-do.

-¿Primero, que significa que este arte marcial sea considerado Arte de la Paz?

-Mira, porque de alguna manera el Huyen-do va educando al practicante para que saque afuera el aspecto agresivo que todos tenemos, que muchas veces no lo conocemos, por lo tanto no lo manejamos y cuando este aspecto agresivo sale afuera es capaz de impactar incluso a las personas más queridas que están alrededor nuestro, entonces el Huyendo, como toda arte marcial, va sacando esto afuera. En el entrenamiento se van descubriendo diversos aspectos como la armonía, cosas como el temor al oponente (que es la base de este arte), además, dirigir la fuerza, no usar la fuerza, no responder la agresión, huir. Entonces la idea que tuve, fue la de crear un arte que pudiera de alguna forma amansar a este espíritu, por eso y otras cosas, pero esto para mi es lo principal, que nos va conectando con nuestro ser interior, parte de niño, parte de adultos, parte de maestro y también tenemos un lado que no lo conocemos, entonces es a través de la práctica, que va saliendo afuera y tú lo vas conociendo.

-¿Cuáles son los valores que trabajan con los niños? Más que nada los que me dijiste recién…

-Nosotros trabajamos, primero la no oposición que es una de las primicias del Huyendo, no oponerse, no arrancar, ni luchar contra algo en base a la fuerza, es simplemente, huir, alejarse del oponente, en este caso podríamos hablar de valores como la no-oposición, el aspecto circular, el dejar pasar y controlar la situación, que es algo que muchas veces en nuestra vida cotidiana no lo hacemos, se nos va de las manos. Nuestra mente no está preparada para el dejar pasar y a la vez dirigir esto, entonces nuestro cuerpo busca la confrontación, la agresión y finalmente terminamos en la guerra. Entonces, todo este enorme trabajo que nosotros hacemos es un granito de arena que estamos aportando a esta idea general que es el Arte de la Paz, un movimiento a nivel mundial y el Huyen-do lo hace a través del trabajo con el cuerpo.

-¿Este deporte está federado?

-No.

-Pero… ¿se le puede llamar deporte?

-Se le puede llamar deporte, disciplina, de hecho mi intención es pertenecer al Comité Olímpico y, que se lo considere deporte de exhibición. Como el Huyen-do no tiene combate y no hay golpes, entonces no es competitivo, es todo lo contrario, y es por eso que entraríamos como deporte de exhibición.

-¿Cuál es la filosofía que hay detrás del Huyen-do?

-Una filosofía de paz. Yo he sufrido transformaciones, tuve bagajes en diversos tipos de artes marciales, también experiencias personales, pero finalmente concluí que lo más importante era el mensaje de paz y lo he hecho a través de lo que sabía hacer, que era el arte marcial, pero lo transformé, tomé de todo un poco y tuve una visión que me llevó a realizar todas las técnicas en base a tres movimientos: En primer lugar, El Empujón. Para establecer distancia inicial con tu oponente. En segundo lugar el Medio Giro, darle la espalda a tu oponente. Y por último, La Gran Carrera Larga, que es la esencia del Huyendo: Largas carreras circulares, esto se basa en la no oposición, es utilizar la fuerza del contrario, guiarlo a través de carreras circulares, hasta cansarlo, entonces si uno lo ve en base a la práctica, puede ser como una defensa o, más aún, como un acto de cobardía, pero si tú lo llevas a un plano mucho más allá de la práctica, que es el de tu vida cotidiana, la puedes aplicar bastante, al tener una vida en esta sociedad sin tanta presión, entonces de a poco te vas transformando en un ser pacífico. Yo he tenido alumnos que han comenzado con una postura corporal beligerante, con una forma de pensar muy agresiva, y luego de un tiempo de práctica terminan siendo personas muy llanas, personas muy abocadas a los demás, a sí mismos y, por sobre todo, personas muy veloces.

-Y tú como persona, tu descubrimiento de este deporte, ¿hace cuánto tiempo fue y por qué?

-Yo llevaba practicando diversas disciplinas durante 4 años. A mí siempre me interesaron las artes marciales, pero encontraba, sin desmerecer una ni otra, encontraba un aspecto que no conciliaba con mi aspecto no-agresivo, entonces muchas veces abandoné, practiqué una y dejé, practiqué otra y dejé, tuve una búsqueda, hasta que finalmente descubrí el Huyen-do. Y fui adecuándolo a mi forma de pensar. Con todo lo que yo pretendía de un Arte Marcial por la Paz, todo este trabajo de la no agresión, el trabajo personal, la respiración, La Gran Carrera Larga, el trabajo de camaradería con el prójimo, en este caso con el que practicamos, porque uno, aparte de hacer la técnica, tiene que estar siempre cuidando a la persona que te está ayudando, la que te está corriendo o a la que corres, porque te está prestando el cuerpo para hacer movimientos, entonces encontré todo lo que necesitaba en este arte. Fue, digámoslo así, bastante extraña la forma, ya que me costó mucho llegar hasta aquí y a través de bastantes señales que se fueron dando, como se dice cuando uno anda buscando algo y aparece cuando es el momento, y fue el momento.

-Para llegar a ser un Sensei o maestro… ¿se requieren de algunas características especiales?

-Muchas, muchas. Como es un arte en el cual tú no tienes muchos movimientos, tienes mucho control de ti, mucho control de tu ser y tu centro, es algo súper complejo de explicar con las palabras, hay que sentirlo. Por lo menos debes pasar 6 u 8 años practicando para poder recién comenzar a pensar en ser maestro. Incluso yo creo que uno después de 10 años empieza a aprender Huyen-do, es largo el proceso, pero depende mucho de ti, depende mucho de tu velocidad (sobre todo de tu velocidad), de tu entrega, de lo abierta que tengas tu mente, aunque eso lo puedes hacer desde mucho antes, pero depende mucho de la persona y del entrenamiento, lo más importante es el entrenamiento, porque tú estás ocupando tu cuerpo y tu mente piensa algo y tu cuerpo va a hacer totalmente lo contrario, y en el Huyen-do eso se ve, como no hay golpes ni patadas que tengan que hacerse, sino que simplemente –yo digo simplemente- pero aprender la técnica a través de los tres Movimientos (El Empujón, El Medio Giro y la Gran Carrera Larga) no es fácil. A veces uno piensa que lo está haciendo bien, y no es así. Entonces ser un maestro, requiere mucho trabajo interno. Yo diría, mucho trabajo interno más que técnico. La técnica también es importante, pero sin el trabajo espiritual interno puede costar.

Algunas opiniones de los niños alumnos de Manuel
Camilo Opazo. 10 años. Quinto A

-¿Te gusta el Huyen-do?
-Sí.
-¿Y por qué te interesó practicar este deporte?
-Eh, porque me puedo defender de cualquier cosa súper bien, y cuando me vengan a pegar muchos también, pero no todas las veces. Me relajo y huyo. Me gusta harto y me ha ayudado harto este deporte.

Millaray Cano, 6 años. Primero B

-¿Y te gusta practicar este deporte?

-Sí. Me interesó por las técnicas, salgo corriendo del colegio a practicarlo.

viernes, 10 de octubre de 2008

N O T I C I A

Descubren garito de juego clandestino dentro de una calesita

En un allanamiento realizado por personal de la Comisaría 40, en el predio de Parque Avellaneda, de esta Capital, se secuestraron una serie de elementos, que se utilizaban para realizar verdaderas maratones de juego clandestino. La particularidad del caso es que el “garito” funcionaba en el interior de la calesita del parque, al amparo de las figuras del Pato Donald, Pluto y Tribilín.
Diez personas detenidas y una gran cantidad de elementos secuestrados fue el resultado de un allanamiento realizado este viernes en la calesita del Parque Avellaneda, donde funcionaba un moderno "garito" clandestino.Los investigadores no descartan la posibilidad de que esta organización tenga más sucursales, incluso en el interior del país.
El operativo fue llevado a cabo por efectivos de la Superintendencia de Investigaciones del Juego Ilegal, en una calesita ubicada en Lacarra y Directorio, Parque Avellaneda, Capital Federal.

Además, se realizaron otros tres procedimientos, uno en la calesita del Parque Rivadavia y los dos restantes en sendas calesitas de la localidad de San Isidro, donde se secuestró documentación de interés para la causa, teléfonos celulares, y discos simples de vinilo de diferentes colores.

En el allanamiento realizado en el Parque Avellaneda se hallaron una serie de elementos probatorios como naipes, fichas de dominó, dados y cubiletes, que se utilizaban para realizar distintos juegos, como el Truco, Mus, Tute Cabrero, Chinchón, Dominó y distintas variantes de la Generala.
Dentro de la garita, donde usualmente se expenden los boletos para poder acceder a la calesita, se incautaron 2 kilogramos de porotos y cuadernos de distintas medidas con todo tipo de anotaciones. Principalmente columnas de números encabezadas por las letras N (nosotros) y E (Ellos). Se supone que de esta forma la banda llevaba un minucioso registro de las partidas que allí se desarrollaban.Además, se secuestraron 53 pesos en efectivo, cigarrillos de distintas marcas, habanos, 1.500 boletos de calesita y una sortija (aunque se supone que éstos últimos elementos no estarían relacionados con la causa).Asimismo, se logró secuestrar una mesa hexagonal forrada en paño verde y 6 sillas que se ocultaban en el centro de la calesita.

El centro de la calesita (donde se encuentra el motor de la misma) es una suerte de biombo cerrado de seis paneles, cada una de ellos decorado con un personaje distinto de Walt Disney. En uno de esos paneles (el que corresponde a Tribilín) se encuentra una pequeña puerta, que era utilizada por los jugadores para acceder a la mesa de juego. A veces lo hacían en pleno horario de trabajo y con la calesita funcionando y repleta de niños, lo que motivó las primeras señales de alerta en los padres, quienes veían a distintos adultos entrar a la sala del motor de la calesita, pero no los veían salir.
A esto hay que agregarle el hecho de que varios padres notaron que sus pequeños hijos volvían de la calesita con sus ropas impregnadas de un fuerte olor a humo de cigarrillo y habanos.
Por su parte, los investigadores comenzaron a sospechar al ver que la calesita nunca detenía su marcha, aún después de que se hubiera retirado el último de los niños, continuaba girando y pasando música de Xuxa hasta altas horas de la madrugada
El comisionado Honorio Rodríguez, jefe del operativo, señaló que se trata del primer garito de este tipo que se descubre en el país y destacó la habilidad de los malentretenidos para realizar una actividad ilícita al amparo que le ofrecían las instalaciones del lugar más inocente de la Ciudad.
El principal sospechoso es un hombre de 61 años, dueño de cuatro Calesitas, dos en Capital Federal y dos en San Isidro. Mientras era llevado por las fuerzas de seguridad, declaró a los medios allí presentes:
-Nos embalamos tanto con el chinchón que nos olvidamos de apagar la Calesita, sino, no nos hubieran descubierto nunca
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C U E N T O

L A V E R E D A

En mi barrio, por las noches, estacionamos los autos sobre la vereda. Es una costumbre, y la tenemos todos los que no guardamos el auto en un garaje. Supongo que es por la sensación de seguridad que nos da dormir con el auto estacionado cerca de nuestras casas. Pero la verdad es que podrían robarlo o romperle un vidrio de cualquier forma, estando sobre la vereda o sobre la calle. Yo vivo en un PH de cuatro departamentos, el mío es el que está al frente, es decir, que tengo toda la vereda para mí. Los otros tres departamentos se encuentran detrás del mío, y se accede a ellos a través de un pasillo oscuro. El mío, tiene entrada independiente. Mis dos ventanas, la del comedor y la del cuarto, dan a la calle, y hay una bajada de cordón justo delante de la ventana del comedor, se ve que lo que ahora es mi comedor, fue el garaje de la construcción anterior. Así que todo estaba perfecto para que yo dejara mi auto sobre la vereda. Además, los otros tres propietarios eran mujeres y ninguna de ellas tenía coche. Pero la felicidad es breve. Un día, la del departamento 4 trajo un novio. Que sí tenía auto. (Su anterior novio andaba en bicicleta y el anterior a ése andaba a pie.) Este nuevo novio tenía un cacharro del año 85 y lo primero que hizo al instalarse en el departamento de su novia, fue subirlo a la vereda. A mi vereda. Delante de mi ventana. La novedad no me agradaba pero, ¿qué podía hacer? Según la Ley de Tránsito de la Ciudad de Buenos Aires, ni él, ni yo, ni nadie puede dejar su auto sobre la vereda. Así que, en este caso, ambos teníamos el mismo derecho a violar la Ley. Aunque yo un poco más, supongo, porque, como dije, todo el frente era mío. Pero, en fin, casi sin hablarnos, llegamos a un acuerdo tácito: el que primero llegara estacionaba su auto sobre la vereda. Convivimos un tiempo con este arreglo, hasta que alguien lo violó: fui yo. La verdad es que él siempre llegaba antes y yo me las tenía que arreglar para estacionar por ahí, lejos de mi casa, o sobre la vereda de un vecino que, aunque no tuviera auto, un día me pidió que no le dejase más el mío sobre su vereda. Así que hoy, al llegar a casa y ver su catramina delante de mi ventana, no aguanté más y le toqué el timbre. Se ve que dormía, porque tardó en atender.
-¿Quién es? – preguntó por el portero con vos de sueño.
-Soy yo, tu vecino del primero.
-¿Qué pasa?
-Quiero que saques tu auto de mi vereda.
-Son las doce de la noche…
-Ya sé qué hora es, pero no encuentro lugar para estacionar e históricamente este lugar es mío. Además, por ley, yo soy el responsable de todo lo que suceda en mi vereda. ¿Sabías que, por ejemplo, si a tu auto le cayera un meteorito encima, yo me tendría que hacer cargo del arreglo, porque está en mi vereda? - este argumento lo inventé yo, pero sonaba bien-.
-Bueno-me dijo- tratá de arreglarte ahora y mañana hablamos…no creo que vaya a caer un meteorito justo esta noche.
¡Encima me cargaba! Me dieron ganas de estrangularlo. Pude visualizar le escena completa: él, tendido de espaldas sobre la vereda, su cabeza contra el piso, al lado de la rueda delantera de su cacharro. Yo, arrodillado sobre él, con todo el peso de mi cuerpo sobre el suyo, inmovilizándolo, mis manos apretándole el cuello con toda mi fuerza. Su mirada buscando la mía, implorándome que dejara pasar un poco de aire hacia sus pulmones, sólo un poco, lo suficiente para resistir unos instantes más, para aferrarse a ese hilo de vida que aún le quedaba. Yo desviaba la mirada y terminaba mi tarea. –Aprendan ustedes- les decía, levantándome, a los vecinos que habían sido testigos de la escena-lo mismo le va a pasar a cualquiera que estacione sobre mi vereda- y me retiraba triunfador…
-Bueno, está bien – le dije-mañana hablamos.
Estacioné donde pude y me vine a dormir.
Es en estos casos cuando tengo ganas de tener un Luca Brassi al lado, como en El Padrino 1, alguien enorme; con cara de malo, que permanezca detrás de mí sin hablar, que su sola presencia intimide y sea yo, el Jefe, el que hable. Y yo hablaría con una voz pausada, serena y grave. Una voz moldeada por el bourbon y el humo de los puros. Y con esa voz, le diría al novio de mi vecina lo inconveniente que es tener de enemigo a alguien como yo. O, mejor aún, le diría que piense un precio. Un precio por la vereda. Como en El Padrino 2. Tenés hasta mañana para pensar un precio.
Pero la realidad no es como las películas. Yo estoy solo y mi voz es aguda y metálica. Ante el menor contratiempo empieza a temblar y a titubear. Hasta un sordo se daría cuenta de que estoy nervioso. ¿Bourbon y habanos? Yo aún tomo leche Cindor y el humo de un sahumerio ya me marea. Y si tuviera el dinero para pagarle lo que él me pidiese por la vereda, guardaría el auto en un garaje y evitaría todo este problema. Evitaría esta noche de insomnio que estoy pasando. Deseando que la mañana nunca llegue. Deseando que, en la mañana, nadie me toque el timbre.

viernes, 12 de septiembre de 2008

CUENTO

Sé que no debería hacerlo

Sé que no debería hacerlo, pero igual lo hago. No es que haya ido expresamente, me queda de paso. Podría tomar un café con ella y hacer tiempo hasta que abra el banco. A las nueve de la mañana mamá suele estar despierta, y si no lo está no importa; aunque me haya ido hace más de diez años todavía tengo las llaves de la casa. Así que podría entrar, preparar café, tostadas y cuando despierte mamá la recibiría con desayuno y diarios. Le va a encantar, aunque me va a recriminar que gaste tanta plata en diarios. ¿Para qué comprar tres o cuatro diarios si con uno alcanza?- me va a decir- o ninguno, si en la tele te dicen todo. También me va a retar porque hace más de una semana que no voy. Podrías haber venido, aunque sea a traer la ropa sucia y yo te la lavo, total, ¿qué me cuesta? ¿Vas a quedarte a comer?- me diría a las nueve de la mañana. ¿Y la nena? Hace como un mes que no la veo. Por suerte le saqué esa foto que está ahí, sino tendría esa foto me habría olvidado de su cara.
-Si no tuviera esa foto…- le diría yo.
-Ahora corregís a tu madre- me diría. Te olvidás que soy extranjera, que tuve que aprender un idioma nuevo, y así y todo fui abanderada en cuarto grado. La maestra ponía mis redacciones como ejemplo.
-Viniste de Italia a los dos años, mamá.
- ¿Y qué? Los primeros años son los más importantes en la formación de una persona, dijeron el otro día en la tele. ¿Ves como aprende tu madre aunque no lea cuatro diarios como vos?- me diría. Y ya que estás, decime: ¿de qué te sirve leer cuatro diarios por día? ¿O todos esos libros que te leíste? O cuando te fuiste a Brasil para escribir un libro, ¿te acordás?
-Vos te encargás de recordármelo cada vez que te veo- le diría.
-Lo único que escribiste fue un telegrama pidiéndonos plata para poder volver. ¡Ja, mi hijo escritor! Pensaba yo, orgullosa… Después volviste, te casaste, tuviste a la nena, te separaste. ¿Vas a quedarte a comer?
-Bueno mamá, pero ahora volví a escribir- le diría yo.
-Qué bueno…a los cuarenta años. ¿Y sobre qué vas a escribir?- me preguntaría.
Si le contestase la verdad (quiero escribir sobre cómo da la luz del sol sobre los autos abandonados) ella lo tomaría como una provocación. Así que le diría:
-Voy a escribir sobre lo loca que estás, ¿Qué te parece eso?
Ella se quedaría mirándome con la boca abierta y la taza de café humeándole la cara.
-Sí, creo que podría escribir una enciclopedia entera sobre vos. Sobre cómo enloqueciste a papá. Sobre cómo criaste a tres lunáticos. Sobre lo feliz que te pone el fracaso ajeno. Sobre cómo te gusta victimizarte. Sobre cómo detrás de tu apariencia genuflexa y servil se esconde el egoísmo más grande que alguien pueda imaginar…
-Dejá de martirizarme- me diría-. ¿Vas a quedarte a comer?

Sé que no debería hacerlo, pero igual lo hago. Busco las llaves, abro la puerta y entro a la casa de mamá. Son las nueve de la mañana y ella duerme como un ángel.


jueves, 4 de septiembre de 2008

CUENTO

SUCIO


Ese día amanecí completamente enfermo. El dolor en el estómago era tan intenso que apenas podía mantenerme en pie. Y por momentos el dolor se agudizaba, y era como si me clavaran puñaladas, pero desde adentro del estómago. Me vestí como pude y tambaleándome llegué al ascensor. Salí despedido hacia la calle en busca de un taxi. Cuando, por fin subí a uno, fue como si encontrara agua en el desierto.
-¿Adónde vamos, maestro?- me preguntó el chofer mirándome por el espejo retrovisor.
-Al hospital más cercano, por favor… -le dije.
El auto arrancó. Viéndolas a través de la ventanilla del taxi, las calles se extendían hacia el horizonte como heridas abiertas. Y las personas, los autos, las motos que pululaban por ahí me parecían gérmenes y bacterias rapiñando lo último que quedara de alimento en el cuerpo sucio, putrefacto y enfermo en que se había convertido esta ciudad.
-¿Se siente mal?- preguntó el taxista, sin dejar de mirarme por el espejito.
-Siento como si tuviera una bala de cañón en el estómago- le dije.
-Eso es de Fitzgerald-me dijo.
Lo odié. Odié su taxi. Odié su cara reflejada en el espejo. Odié la radio que escuchaba. Odié el sucio asiento donde estaba sentado y la sucia franela que tenía sobre sus piernas. Odié que me llame maestro.
-¿"Qué va a conocer a Fitzgerald este infeliz”? o “A este salame le digo cualquier cosa…total yo sigo pensando en mis cositas de gran señor..” Debe haber pensado Usted… ¿no maestro?- me dijo- Dígame una cosa: usted se cree mejor que yo, ¿no?
-¿Por qué me dice eso?- le dije.
-Porque yo conozco a la gente como usted – me dijo. A usted lo reconocí apenas se subió al taxi, es más, diría que lo reconocí antes que subiera al taxi, por la forma en que estaba parado, por la forma en que extendió su brazo cuando me paró, con indiferencia, como si no le importara… ahí ya me di cuenta la clase de persona que usted es. Usted es de los que se creen artistas. Seguro que leyó dos novelitas y pensó: ”Yo también puedo hacerlo” pero resulta que usted no escribe. Usted no pinta. Usted no hace nada. Ni siquiera tiene el coraje de mirarse al espejo y ver qué es lo que ve. ¡Y encima cita a Fitzgerald! ¿Por qué no se deja de engañar a la gente y se busca un trabajo? Llegamos. Ni se le ocurra querer pagarme. Váyase y hágase atender, que ya me arruinó el día.
Me escapé del chiflado ése y me zambullí en el hospital en busca de la Guardia.
Me atendió una enfermera, oscura y obesa, vestía un ambo celeste, sucio y raído.
-¿Qué le anda pasando? – me preguntó.
-Siento como si tuviera un bala de cañón en el estómago- le dije.
-Eso es de Fitzgerald- me dijo.

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in english

HOMEWORK

In the evening, I was a witness of the sun’s death. I was worried because the fussy moon accused me of his murder. In the night, when all was darkness The Court Judgmental gave his verdict: I was guilty of attempted murder, in damage of the sun, aggravated for the consequences that my action could bring to the all of planet earth. And I was condemned to death for boredom watching TV shows twenty four hours a day.

Of our love, only crumbs remain. I was like a sponge absorbent of her pain and her anguish and her strange imagery full of empty rooms and dark evenings. Sometimes I looked like a train wreck, and I acted with her, like a hypocritical gentleman, opening doors and lighting her cigarette like a helpful clown. She was an Egyptian Queen sucking her cigarette and looking at the skyline, thinking about who knows what…

PLAYA

P L A Y A


Nos quedamos mirando el mar. Sentados sobre la arena tibia. Veíamos el mar y a la gente desperdigada a nuestro alrededor contemplando el mar en silencio. Como si todos nos hubiésemos puesto de acuerdo y hubiéramos decidido reemplazar cualquier conversación por el murmullo de las olas. El sol poniéndose a nuestras espaldas nos bañaba con una luz cálida y proyectaba sobre la arena seca las sombras de nuestros cuerpos como lúgubres espectros que gradualmente se agrandaban en dirección hacia la orilla. Pronto oscurecería y las sombras lo cubrirían todo. Nos iríamos a cenar y después a caminar por el centro. Y más tarde a descansar, esperando el sol de la mañana y un nuevo día de playa. Fue la voz de un chico la que nos despabiló y nos trajo de nuevo a la realidad, interrumpiendo el ensueño.
-Papá, papá, ¡el sol está siempre igual!
Los adultos que estábamos cerca nos miramos y sonreímos por la ocurrencia. Continuamos mirando el mar, despreocupados.
-De verdad pa, hace cinco minutos que está en el mismo lugar, no baja.
Después de unos minutos de incredulidad, comenzamos a mirar nuestros relojes y medir las distancias de nuestras sombras. Nos dimos cuenta que el chico tenía razón: hacía aproximadamente media hora que el sol estaba en el mismo lugar.
Aquellos que estaban más alejados se fueron acercando entre sí, formando pequeños grupos que repetían, con ligeras variantes, el mismo procedimiento: mirar la hora, medir las sombras, mirar al sol.
-Acá pasa algo muy extraño- dijo alguien de nosotros.
-Llamemos a Emergencias a ver que dicen-propuso otro.
-Mi celular no tiene señal -dijo una chica- hace una hora que quiero mandar un mensaje y no puedo.
-A mi me pasa lo mismo-dijo un muchacho.
-Y a mí.-dijo otro
-Bueno, los celulares no tienen señal… ¿Y la radio qué dice?- preguntó el que quería llamar a emergencias.
-Hace media hora que en todas las estaciones solamente pasan música.-dijo un señor que tenía un
Mp3 y trataba de sintonizar algo cambiándolo de posición cada tanto.
-¿Qué vamos a hacer?
Nos quedamos mirando el mar. Había pasado más de una hora desde que el sol se quedó clavado en el cielo como un botón de nácar. El ritmo de las olas fue cada vez más lento hasta que se detuvo por completo. El mar se quedó quieto y silencioso como un espejo.
-Voy a rezar- dijo una señora mayor, separándose un poco de nosotros- ¿alguien me acompaña?-Dos o tres la siguieron.
Cuando se detuvo el viento, el silencio lo envolvió todo. Y sólo se interrumpió cuando sonó la suave voz de la señora rezando: ”Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra…”

A las doce de la noche todo seguía igual. El sol suspendido sobre el horizonte, el mar planchado como una laguna enferma, el aire inmóvil. La playa, de a poco, se pobló de gente que venía de los edificios del centro y de los chalets más alejados, a ver qué pasaba. Decían lo que todos sabíamos: no hay radio, no hay televisión, no hay teléfono. Traían comida y agua que nadie tocó. Y ahí nos dimos cuenta de otra cosa: en todas estas horas nadie de nosotros había comido ni bebido nada, nadie había ido al baño. No teníamos hambre, ni sed, ni sueño, como si los procesos naturales de nuestros cuerpos se hubieran suspendido también. Nos quedamos toda la noche deambulando por la playa como zombis asustados.

Cerca de las siete de la mañana una suave brisa nos sorprendió a todos. Como si hubiesen pasado años desde que sentimos el viento por última vez, nos miramos entre nosotros incrédulos y sonrientes.
-¡El mar!- gritó el chico. – ¡El mar se mueve!
Lentamente el mar fue recuperando su ritmo normal y el ruido del viento y de las olas sonó para nosotros como música celestial.
-¡El sol!- gritó el chico desaforado.
Nos quedamos unos instantes mirando esa bola de fuego que se había quedado toda la noche quieta como un agujero en el cielo.
-¡El sol está subiendo!- gritó el chico- ¡El sol está subiendo!
Era verdad. El sol había comenzado a subir. Nosotros teníamos hambre. Y sed. Comimos y bebimos. Nunca nos pareció tan rica la comida.


OBRA LITERARIA

M E M O


Todavía temblábamos cuando me salí de ella y me dejé caer a su lado. Nos quedamos los dos respirando y mirando el techo.
-A veces siento que te abrazo demasiado fuerte, perdoname – le dije
-No me molesta- dijo ella.
-Sepa disculpar las molestias, estamos trabajando para mejorar su atención- le dije.
-Tonto…- me dijo dedicándome una sonrisa que iluminó todo el cuarto.
Utilizar el lenguaje laboral era uno de nuestros pasatiempos favoritos, así había empezado nuestra relación, cuando las miradas a través del vidrio que separaba su escritorio del mío se hicieron más que evidentes, le mandé el siguiente memo:

Para:

María Morales
De:
Gerardo Durán- Gerente de Ventas
Asunto:
Reunión
En el área externa de ventas, situada en el bar de la esquina, se llevará a cabo una reunión extraordinaria el día 22 de Abril del 2007 a las 19:30 hs. En dicha reunión se discutirán los temas referentes al incremento de interés que su persona ha despertado en el firmante durante el último trimestre.
Es muy importante contar con su presencia.
Saludos a UD.
Atentamente
Gerardo Duran
Gerente Ventas

La verdad es que no esperaba que viniese. Mejor dicho: me daba igual que viniese o no.Pero vino. Y así comenzamos a vernos. Nos empezamos a encontrar una vez por semana, a la salida del trabajo, pasábamos unas horas juntos y después cada uno a su casa, de vuelta a nuestras familias.
-Si tuvieses que elegir un defecto, ¿cuál elegirías: hablar con la zeta o hablar arrastrando las erres?-me preguntó un día.
- Depende-le contesté tratando de ganar tiempo para elaborar una respuesta que estuviera a la altura de la originalidad de la pregunta.
-¿Depende de qué?-me dijo.
-Depende de donde viviera-le dije-. Si viviese en España elegiría hablar con la zeta. En cambio, si estuviese en Francia, elegiría arrastrar las erres. De esta forma, podría camuflar un poco mi defecto.
Nos quedábamos los dos mirando el ventilador de techo y oyendo nuestras respiraciones. Y así pasábamos los días, sin esperar nada el uno del otro. Sin pedirnos nada ni reclamarnos nada. Si alguno de los dos no podía ir a alguno de nuestros encuentros, avisaba y listo:

Para:

Gerardo Durán- Gerente de Ventas
De:
Marìa Morales
Asunto:
Reunión suspendida.
Por la presente, cumplo en informarle que la reunión extraordinaria programada para el día de la fecha en el área externa de ventas, situada en el bar de la esquina, deberá ser suspendida debido a que la firmante se encuentra atravesando un proceso fisiológico que le impide hacer acto de presencia y le resta la disponibilidad que dicha reunión amerita.
Asimismo solicito a UD tenga a bien programar una nueva reunión que bien podría ser dentro de siete días en el lugar antes mencionado.
Saludos a UD.
Atentamente
María Morales.


Esto era lo que más me gustaba: No puedo ir porque estoy indispuesta. Dejaba en claro el único objetivo, o el más importante, de nuestros encuentros. Nada de podríamos tomar un café y charlar o tenemos que hablar, o algo así. Supongo que en su casa diría que estaba haciendo un curso de yoga o reiki, nunca me molesté en preguntarle.
-¿Naciste por parto natural o por cesárea? – me preguntó ella otro día.
-Por parto natural- le contesté.
-Ay…qué lindo-me dijo arrullándose a mi lado.
- ¿Qué tiene de lindo?- le pregunté.
-No sé… me gusta que hayas nacido por parto natural- me dijo.
- ¿Y si hubiese nacido por cesárea…?-le dije
-Supongo que te dejaría…-me dijo.
Comencé a vestirme pensando en el médico que atendió a mi madre cuando yo nací. Era el médico de la familia, fue mi pediatra y también me atendió cuando tuve mi primera venérea. Venía a cenar a casa una vez por semana y de paso nos revisaba a todos. Mamá cocinaba especialmente para él. El llegaba, se comía todo, decía que estábamos perfectos y se iba. Después mis hermanos y yo nos dedicábamos a imitarlo. Nos auscultábamos con un vaso y repetíamos: es normal, es normal; que era su invariable respuesta ante cada duda que mamá le planteaba. Lo gracioso era que nosotros lo hacíamos sin dejar de comer. Nos llenábamos la boca con pan o con lo que sea y repetíamos: es normal, es normal… Unificando en el tiempo sus dos grandes rasgos (su gula y su muletilla) habíamos creado un nuevo ser, un médico que auscultaba a sus pacientes sin poder dejar de comer, que nos hacía atragantar de la risa.
-Ahora te reís solo- me trajo de vuelta al presente María.
-Es normal, es normal- le dije mientras le pasaba la mano por el pelo.